miércoles, 2 de mayo de 2012

ETOTURISMO

Consiste en adentrarse a las selvas para vivir un mundo con alma de ciencia.

 

 

Todo está sustentado en mirar con paciencia, pero no se descarta, dependiendo del lugar, que el viajero pueda ver de cerca cómo se aplica una técnica de rastreo para seguir el camino de un felino o descubrir algunas facetas muy particulares del comportamiento de un mono o un colibrí. Por eso, cuando se va al bosque a entender por qué un ave, un tití o un jaguar vive allí, y no en la ciudad, se habla de etoturismo, una opción que nos muestra la selva, los humedales o un arrecife con enfoque científico, solo para comprender cuál es la función que cada uno cumple en el planeta.


La caminata para encontrar al oso de anteojos de Chingaza avanzó como una procesión en pleno páramo, a 4.000 metros de altura. Dieciséis personas caminábamos dentro de un bosque de encenillos, robles y arrayanes en busca de este mamífero, tan fuerte como un tractor. 


 

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